Otra vez
estamos aquí con otro plato propuesto por el Restaurante Ruta del Veleta para su Reto Nazarí. En este caso se trata de unas
deliciosas mazanas rellenas de carne de ternera y guisantes. Es un plato de los
que combinan a la perfección el dulce y el salado. He hecho alguna pequeña variación respecto a la receta original,
para adaptarlo a nuestros gustos: he usado manzanas golden en lugar de otras
más ácidas, he salteado parte de la pulpa de la manzana junto con la carne y he
hecho una salsita para acompañar con el resto de pulpa de manzana, ¡que en casa
no se tira nada!
Esta es la
historia que nos cuentan en el Reto Nazarí:
El Reto Nazarí: La Vida Conocida O Las
Manzanas Árabes Rellenas
Cuenta la leyenda, que un beduino
llamado Harith, y vivía desde siempre en el desierto. Se desplazaba de un sitio
a otro con su mujer Nafisa. Hierba seca para su camello, insectos, de vez en
cuando un puñado de dátiles, un poco de leche: una vida dura y amenazada.
Sólo bebía el agua salobre que
encontraba en los pozos enfangados.
Un día apareció un nuevo río en la
arena. Harith probó aquella agua desconocida, que era amarga y salada, e
incluso un poco turbia. Pero le pareció que el agua del verdadero paraíso
acababa de deslizarse por su garganta.
Llenó dos botas de piel de cabra,
una para él y otra el califa Harun al-Rasid, y se puso en camino hacia Granada.
A su llegada, tras un penoso viaje, le contó su historia a a los guardias,
según la práctica establecida, y fue admitido ante el califa.
Harith se postró ante el Comendador
de los Creyentes y le dijo:
-No soy más que un pobre beduino,
ligado al desierto donde el destino me ha hecho nacer. No conozco nada más que
el desierto, pero lo conozco bien. Conozco todas la aguas que allí se pueden
encontrar. Por eso he decidido traértela para que la pruebes.
Harun al-Rasid se hizo traer un
cubilete y probó el agua del río amargo. Toda la corte lo observaba. Bebió un
buen trago y su rostro no expresó ningún sentimiento. Se quedó pensativo un
instante y entonces con fuerza repentina pidió que el hombre fuera llevado y
encerrado, con la orden estricta de que no viese a nadie.
El beduino, sorprendido y
decepcionado, fue encerrado en una celda. También ordenó que no se le sirviera
el más prestigioso manjar de la corte, que por cortesía se servía a todos los
presos.
-Lo que nada es para nosotros lo es
todo para él. Lo que para él es el agua del Paraíso no es más que una
desagradable bebida para nosotros. Pero tenemos que pensar en la felicidad de
ese hombre -dijo el califa a las personas de su entorno, curiosos por su
decisión.
Al caer la noche hizo llamar al
beduino. Dio la orden a sus guardias de que lo acompañasen de inmediato fuera
de la ciudad, hasta la entrada del desierto, sin permitirle ver ni el río, ni
ninguna de las fuentes de la ciudad, sin darle otra agua que la suya para
beber.
Cuando el beduino se iba del palacio
en la oscuridad de la noche, vio por última vez al califa. Éste le dio mil
monedas de oro y le dijo:
-Te doy las gracias. Te nombro
guardián del agua del Paraíso. La administrarás en mi nombre. Vigílala y
protégela. Que todos los viajeros sepan que te he nombrado para tal puesto.
El beduino, feliz, besó la mano del
califa y regresó rápidamente a su desierto.
El plato que jamás probó Harith fue
Las Manzanas Árabes Rellenas
Ingredientes:
12 manzanas ácido-dulce.
90 grs de guisantes.
1 cebolla picada.
3cucharadas de mantequilla.
500gr de ternera picada.
1 cucharita de canela.
Sal.
4 cucharaditas de vinagre de vino.
3 cucharadas de azúcar.
Elaboración:
Cortar en forma de tapadera la parte
superior de la manzana y el tallo. Extraer la pulpa de las manzanas, dejando la
piel con un grosor de medio centímetro. Cocinar los guisantes en agua sin sal
hasta que estén tiernos. Freír la cebolla en dos cucharadas de mantequilla
hasta conseguir dorarla, añadimos la carne hasta que se dore y después añadimos
los guisantes (sin agua), la canela y condimentamos.
Acto seguido retiramos las tapas de
las manzanas y las rellenamos de la mezcla, introducimos las manzanas en el
horno durante 15 minutos a 160 grados.
Por otro lado ponemos el vinagre, la
mantequilla restante, el azúcar y 4 cucharadas de agua en un cazo y ponemos a
hervir.
Una vez hervido retiramos las
manzanas del horno abrimos las tapas y rociamos el interior con la mezcla del
vinagre y el azúcar, cerramos las tapas y volvemos a introducir en el horno, 10
minutos a 150 grados.
Y esta es mi
versión, con algunas variaciones respecto a la original, como ya os he
comentado:
Ingredientes:
3 manzanas
golden
30 gr de
guisantes
1 cebolleta
pequeña
2 cucharadas
de mantequilla
150 gr de
ternera picada
1 pizquita
de canela (casi nada)
Sal
1 cucharada
de vinagre de manzana
1 cucharada
de azúcar
Para la
salsa de manzana:
Nata para
cocinar
1 cucharada
de azúcar
Sal
Pimienta
blanca
Pulpa de las
manzanas
Elaboración:
Cortamos en
forma de tapadera la parte superior de la manzana, incluyendo el tallo.
Extraer la
pulpa de las manzanas, dejando la piel con un grosor de medio centímetro. Para
ello, he usafo un descorazonador de manzanas y un sacabolas para ir reservando
la pulpa que vayamos extrayendo.
Cocinamos
los guisantes en agua sin sal hasta que estén tiernos.
Freimos la
cebolleta cortada muy pequñita en una cucharada de mantequilla hasta que empiece a dorar.
Agregamos
la mitad de la pulpa de las manzanas cortada en trocitos pequeños y la
sofreimos también.
Añadimos la
carne y la rehogamos bien.
Después,
añadimos los guisantes (sin agua), la pizquita de canela y un poco de
sal.
(Le he
puesto muy poquita canela porque en casa no nos gusta con los platos salados,
pero quería darle el toque aunque fuera mínimamente)
Acto seguido
retiramos las tapas de las manzanas y las rellenamos de la mezcla.
Introducimos
las manzanas en el horno durante 15 minutos a 160 grados.
Por otro
lado ponemos el vinagre, la otra cucharada de mantequilla, la cucharada de
azúcar y 2 cucharadas de agua en un cazo y ponemos a hervir.
Una vez
hervido retiramos las manzanas del horno abrimos las tapas y rociamos el
interior con la mezcla del vinagre y el azúcar, cerramos las tapas y volvemos a
introducir en el horno, 10 minutos a 150 grados.
Mientras se
acaban de asar las manzanas, preparamos una salsita con el resto de pulpa de
manzana que nos queda. La ponemos en un cazo junto a una cucharada de azúcar y
la salteamos a fuego fuerte.
Cuando
empiece a dorarse el azúcar, cubrimos las manzanas con nata para cocinar.
Lo
trituramos bien y le añadimos un poco de sal y de pimienta blanca. Si estuviera
excesivamente espeso, le añadimos un chorreoncito de leche.
Lo ponemos de nuevo
al fuego y le damos un ligero hervor. La he usado para emplatar, poniendo un
poquito debajo de cada manzana para fijarlas en su posición. Pondremos el resto
en una salsera para que cada comensal se sirva la cantidad que quiera.
¡¡Buen provecho!!