El
pasado 28 de abril fue el cumpleaños de mi santa madre. Quería hacerle una
tarta para celebrarlo, y pensé que esta era bastante conveniente porque, al
haber gente de todas las edades en la celebración, con un buen bizcocho y
chocolate es raro equivocarse.
Esta
presentación de pétalos de chocolate me rondaba en la cabeza desde que se la vi
a Sandeea, y esta me pareció una buena ocasión para ponerla en práctica. El
bizcocho utilizado ha sido una adaptación del que usé en la tarta rosa de rosas rosas, cambiando el buttermilk (que no tenía) por yogur griego + leche, y el
resultado fue más que aceptable.
Ingredientes:
Para
los bizcochos:
400
gr de harina (de repostería o bizcochona)
45
gr de maizena
1
½ cucharadita de levadura royal
(sólo ½ si usamos harina bizcochona)
1
cucharadita rasa de sal
2
yogures griegos (125 gr cada uno)
250
ml de leche
200
gr de claras (unas 6 claras, aprox)
340
gr de azúcar
185
gr de mantequilla (a temperatura ambiente)
1
cucharada de esencia de vainilla
Opcional:
almíbar para calar los bizcochos
Para
la cobertura:
750
gr de chocolate para fundir
375
gr de mantequilla a temperatura ambiente
100
gr de azúcar glass
Elaboración:
Para preparar los bizcochos:
Precalentar
el horno a 170ºC.
Engrasar los moldes con spray desmoldante (en mi caso, 2 moldes de 18 cm) y forrar las bases con
papel de hornear.
Tamizar
la harina, la maizena, la levadura y la sal (en Thermomix, 15 seg, vel 5).
Reservar.
Batir
el yogur, la leche, las claras y la vainilla (TMX: 1 min, vel 3). Reservar.
Batir
la mantequilla con el azúcar a velocidad
media hasta que se haya disuelto el azúcar y quede una cremita suave (TMX: 3
min, vel 2 ½)
Tenemos
que mezclar esa crema de mantequilla con los ingredientes secos (en 3 veces),
alternados con los líquidos (en 2 veces). En Thermomix, ponemos la máquina a
velocidad 3 sin programar velocidad, y añadimos, cada 20 o 30 segundos: 1/3
mezcla de harina, ½ claras con yogur y leche, 1/3 mezcla de harina, el otro ½
de mezcla de harina, y el último 1/3 de claras con yogur y leche (hay que
empezar y terminar con los ingredientes secos, alternado con los ingredientes
líquidos para que todo se integre bien).
Pesar
la masa y dividirla en 4 partes iguales (en mi caso pesaba 1608 gr, por lo que
la dividí en 4 partes de 402 gr).
Como
usé 2 moldes iguales, horneé los bizcochos de 2 en 2. Cada 2 bizcochos,
horneados a 170º, tardaron unos 20 minutos en estar cocidos (hay que
comprobarlo con un palo de brocheta).
Dejamos
enfriar los bizcochos en una rejilla.
Pueden
hacerse de un día para otro, guardándolos bien cubiertos de film transparente cada
bizcocho. Pueden incluso congelarse hasta que los vayamos a usar (sólo
tendríamos que sacarlos del congelador ½ hora antes de rellenarlos)
Para la crema de chocolate:
Tenemos
que fundir el chocolate. Pondremos el chocolate troceado en un recipiente apto
para microondas. La primera vez programaremos un minuto, y luego seguiremos
derritiendo el chocolate en intervalos de 30 segundos, removiendo cada vez
hasta que quede líquido. Lo dejamos enfriar unos minutos.
En
la Thermomix (o con un batidor de varillas) tenemos que batir la mantequilla
con el azúcar glass hasta que quede una masa cremosa y blanquita. En Themomix
lo haremos con la mariposa durante 2 minutos a velocidad 3. Bajaremos lo que
haya en las paredes y programaremos 1 min 30 seg de nuevo a velocidad 3.
Tenemos
que añadir el chocolate frío, y volver a mezclar (en TMX: 1 min, vel 3)
Ponemos
la mezcla en una manga pastelera desechable. Si no disponemos de ayuda, podemos
utilizar una jarra como soporte.
Como veis, no he puesto ninguna boquilla (si la usáramos sería lisa). Simplemente con hacer un corte a la punta de la manga pastelera es suficiente.
Si
los bizcochos han quedado con algo de copete, es necesario nivelarlos.
Ponemos
3 tiras de papel de horno sobre la bandeja que usemos para presentar la tarta,
para poder quitarlas después y que no se nos ensucie de chocolate.
Ponemos
el primer bizcocho, dándole la vuelta para que la parte superior quede lo más
lisa posible. Este primer bizcocho debe ser el que peor nos haya quedado.
Si
queremos, lo calamos con el almíbar y lo cubrimos con la crema de chocolate. La
repartimos bien por toda la superficie.
Seguimos
haciendo lo mismo, hasta poner las 4 capas de bizcocho (pondremos como cuarto bizcocho el que mejor nos haya quedado).
Cubrimos
también los laterales de la tarta y la mentemos en la nevera unos 15 minutos
para que el chocolate coja cuerpo.
Si se nos han encuciado mucho los papeles de horno, pordemos meter tres tiras de papel nuevas debajo de las que tenemos y quitar después las que están sucias.
Mientras
tanto, me dediqué a hacer unas pruebas de los pétalos en un plato.
Hay
que poner circulitos de chocolate y aplastarlos hacia un lado con una espátula
de pastelero o con el dorso de una cucharita (que fue lo que yo usé).
Sacamos
la tarta de la nevera y alisamos la superficie de chocolate. Para ello, tenemos
que calentar una espátula de pastelero (lo hice introduciéndola en una jarra de
agua caliente), secarla bien y pasarla por toda la superficie, presionando
ligeramente. Si es necesario, volveremos a calentar y secar la espátula varias
veces.
Una
vez tenemos la superficie lisa, empezamos con los pétalos: Ponemos una línea de
circulitos de chocolate en la tarta, y los alisamos hacia un lado con el dorso
de una cucharilla.
Seguimos
poniendo filas de crema hasta cubrir todo el perímetro de la tarta.
Si
queremos cubrir de pétalos también la parte superior lo haremos empezando por
el centro y seguiremos en espiral.
Cuando
hayamos terminado de poner todos los pétalos, retiraremos con cuidado los
papeles de horno que teníamos en la base, y… ¡ya tenemos nuestra tarta lista!
No
es conveniente guardar la tarta en la nevera, porque la crema de chocolate
endurece demasiado.
La
tarta, como ya he dicho, sirvió para celebrar el cumpleaños de mi mami, que
cumplió ni más ni menos que 84 abriles (nunca mejor dicho).
Como
la llevamos a un restaurante, usamos para partirla el cuchillo que nos
proporcionaron, y que es interesante mencionar: como tenía sierra hizo que el
bizcocho se desmoronara bastante. Aquí podéis ver el corte hecho con dicho
cuchillo:
Y
aquí podéis ve cómo queda usando un cuchillo sin sierra bien afilado (tipo
jamonero):
Y
llegado este punto, no me queda otra que decir: ¡viva la madre que me parió!
¡Buen
provecho!